lunes, 23 de noviembre de 2009

¿Qué pasó en Morillo? ¿Porqué hay 4 hermanos Wichí baleados?

Comunicado de prensa de la comunidad Wichí de Morillo, sobre el ataque infundado de las autoridades policiales dejando un saldo de 4 heridos de bala.

COMUNICADO DE LA ORGANIZACIÓN ZONAL WICHI TCH'OT LHAMEJENPE


Atento a las distintas versiones que circulan sobre los hechos ocurridos recientemente en la localidad de Morillo (Cnel. Juan Solá, de departamento Rivadavia), la organización Zonal Wichi TCH' OT LHAMEJENPE, que nuclea a las comunidades de dicha zona, por medio de la presente da conocer la verdad de lo sucedido.


El día 29 de setiembre de 2009 un grupo de 15 jóvenes Wichí decidieron manifestar frente a la municipalidad reclamando por fuentes de trabajo y respeto como miembros de comunidades indígenas. El día 2 de Octubre se presentó el Comisario con una supuesta orden de desalojo judicial que nunca exhibió a pesar de los reiterados pedidos. Luego se produjeron las primeras agresiones fisicas y verbales por parte de las autoridades policiales.


La protesta continuó sin respuestas hasta el día 05/10/09, ocasión en que se firmó un acta compromiso con el Intendente, ante la presencia del subjefe de la Policía de la Prov. de Salta, Com. Mario Paz, ofreciéndoles puestos de trabajo rotativos para las comunidades manifestantes y un viaje a Salta para gestionar otros beneficios ante autoridades. Con este acuerdo se levantó provisoriamente la medida de fuerza.


Este compromiso no se cumplió según lo acordado y cada vez se sumaba más personal al reclamo. Los manifestantes viajaron a Salta el día 07/10 acompañados por el Comisario Mario Paz y el Sec. de Gobierno de la Municipalidad Sr. Villalba, a fin de hablar con autoridades provinciales. En Salta no los recibió ningún ministro de gobierno, sólo el subjefe comisario Paz quien habló telefónicamente con el ministro Kosiner que manifestó que no podía recibir a los jóvenes y que esa tarde firmaría un convenio con el intendente para la concreción de la obra de pavimento articulado. Solo fueron recibidos por autoridades de IPPIS, Subsecretario de Pueblos Originarios Fausto P. Machuca, y por el Senador Provincial M. Lapad. El único ofrecimiento que recibieron fue de tres cajas de ropa y cuarenta bolsones.


El día 25/10 ante el incumplimiento de las promesas, ya que el intendente empezó una obra de enripiado de las calles del pueblo, no el pavimento articulado que se había prometido para generar fuentes de trabajo, los jóvenes reanudaron su protesta frente al edificio municipal. Eran más de 70 personas.


Dicha protesta se extendió hasta el día 09/11/09 cuando ya eran más de ciento cincuenta manifestantes. Fueron al canchón municipal para dialogar con el intendente a solicitarle alguna solución. Ante falta de respuesta favorable, se entablo una discusión con los empleados municipales y se presentó la policía. El Comisario Ayala, sin motivos, empezó a disparar a los manifestantes Wichi, resultando cuatro heridos de bala (entre ellos un menor de edad) y varios de piedras o cascotes que se arrojaban del canchón municipal.


También resultaron heridos dos policías y el comisario Ayala. Los agredidos quitaron tres armas al Comisario ya un policía, para evitar que siguieran disparando a los manifestantes. No es cierto que previamente se haya actuado con violencia ni en estado de embriaguez, contamos como prueba con los correspondientes certificados médicos.


Ante la gravedad de la situación, se presentaron guardias de Infantería de la localidad de Tartagal.

Cuando llegaron un grupo de manifestantes dialogaron con ellos narrándole los hechos y las personas dañadas. Luego entregaron al Comisario Rubén Copa las tres armas secuestradas. Durante la tarde se levantó la protesta, con la promesa de viajar a Salta.


El día miércoles 11/11 se reunieron dirigentes indígenas con autoridades de la provincia, en Salta capital, las que ofrecieron: agilizar los trámites de documentación y obras que se aprobarán en el presupuesto 2010, y cuyos montos serán entregados a cooperativas de trabajo indígenas.
A la fecha nuestras comunidades se encuentran muy dolidas, y a la espera de una respuesta justa a los reclamos tan largamente esperados.


Heridos de bala de las comunidades: C.F. (18años), Benjamín Girón (32), Santiago Solís (25), Raúl Jaimez (23) Rafael Barrios (27).


Contactos: Hugo Jaimez 03878-15405921; Félix Almaraz 03878-15505866. Morillo, Coronel Juan Solá, Departamento Rivadavia, Salta, 19 de Noviembre de 2009.

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lunes, 16 de noviembre de 2009

OTRO VIAJE SOLIDARIO

En la reciente visita a las comunidades, además de comprar artesanía a través del Comercio Justo, Arte y Esperanza llevó ropa, un montón de medicamentos y un detector de latidos fetales a la salita de Puntana, Salta.

En esta zona, como en muchas otras partes del país, los medicamentos son muy escasos por lo que fueron recibidos con gran entusiasmo por María, la médica wichí y por los médicos del Hospital Británico que estaban realizando una visita solidaria.


Desde la asociación, le agradecemos a todos los que se acercaron para donar medicamentos, zapatillas, remeras, buzos y otras prendas y darle un particular abrazo a Alicia que nos consiguió el tan necesitado detector de latidos fetales.


Las fotos que vemos a continuación fueron sacadas por jóvenes wichí que son parte de un curso de cámara digital y filmadora. Este curso que se realiza desde hace más de 6 meses, se pensó desde Arte y Esperanza con el objetivo de que los chicos puedan capacitarse con las nuevas tecnologías, dándoles las posibilidad de utilizarlas como una herramienta laboral o de difusión de su propia cultura.







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martes, 3 de noviembre de 2009

Documental wichí

Desde Arte y Esperanza achicamos el histórico Amtena para que todos podamos verlo desde la web.

Agradecemos a Alejandro Michaux y Mundo wichí por esta producción.



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domingo, 1 de noviembre de 2009

Los pacientes originarios

El Ministerio de Salud reunió a representantes de doce pueblos indígenas para escuchar demandas vinculadas con sus culturas: las modalidades del parto, la alimentación y el uso de hierbas medicinales fueron algunos de los puntos tratados.

(Por Mariana Carbajal / Página 12)

Las mujeres collas prefieren parir en cuclillas. Las mapuches, con su cuerpo apuntando al Este. Algunos pueblos originarios depositan la placenta en un lugar especial de su territorio, que será el de mayor energía de vida de la criatura recién nacida. Pero en los hospitales públicos, a unas y a otras las obligan a dar a luz en una camilla rígida, sin contemplar cuál posición desean de acuerdo con su cultura ancestral. Es uno de los ejemplos del “choque” entre la “medicina oficial” y la “tradicional” de los pueblos originarios.

Para intentar articular ambas visiones sobre la salud y la enfermedad, el Ministerio de Salud de la Nación convocó a 23 representantes de una docena de pueblos indígenas, que participaron de un taller durante tres días. “Queremos escuchar sus voces para recuperar el enfoque de la interculturalidad en salud”, señaló ayer a Página/12 Diana Juárez, coordinadora del Programa de Médicos Comunitarios. “Si no hay una política integral en ese sentido, nos quedamos con un parche. De todas formas, es un paso muy positivo que nos hayan escuchado”, opinó Doris Cañumil, enfermera, integrante de la Coordinadora del Parlamento Mapuche en Río Negro y de la comunidad Kintul folil (Buscando raíces), asentada en Sierra Grande, a la que pertenecen unas 24 familias.

Del inédito encuentro participaron representantes de los pueblos diaguita, ava guaraní, omahuca, tupi guaraní, mocoví, mbya guaraní, diaguita calchaquí, mapuche, wichí, toba y tomoke. Arreciaron las críticas a la medicina hegemónica y a los planes alimentarios, eje de la comida diaria de las poblaciones más empobrecidas, porque –señalaron– ignoran las características de la dieta de los pueblos originarios, variada, regida por productos naturales. La pobreza y la mala alimentación, apuntaron, trae como consecuencia desnutrición en las poblaciones aborígenes del norte del país y malnutrición, en las del sur.

“La salud pública como institución ha sido una gran colaboradora en la pérdida de la identidad y de las pautas culturales de los distintos pueblos. No ha tenido en cuenta hasta ahora nuestras diferencias culturales. Cada pueblo originario ha tenido su propio sistema de salud, de autocuidado, de cuidado comunitario, y se ha ido perdiendo”, reflexionó Cañumil, en diálogo con Página/12, al cierre de la actividad. Se lamentó que para la charla y la fotografía no tuviera puestas sus ropas típicas: ya las había guardado en su equipaje, ante la inminencia del regreso a su tierra.

La forma de parir, las pautas alimentarias, pero también las medicinas basadas en hierbas y los productos naturales que eligen para controlar los insectos fueron algunos de los temas abordados, que marcaron las distancias entre una y otra medicina. “No queremos fumigaciones indiscriminadas porque afectan el territorio y a nosotros mismos”, señaló Cañumil.

Frente a la salud sexual y reproductiva, se manifestaron dos posturas: “Algunos líderes indígenas, como el del pueblo tonocote de Santa Fe, dicen que no se debe controlar la natalidad para tener descendencia. Todos los pueblos indígenas viven de la proyección”, señaló Juárez. La posición no es unánime. Graciela Moreira, del pueblo mbya guaraní, de Misiones, por ejemplo, se mostró a favor de la consejería en salud reproductiva y el acceso a los métodos anticonceptivos: ante la pérdida de territorio, sus comunidades se encuentran superpobladas, explicó Cañumil.

También ella es partidaria de que las mujeres puedan elegir el momento de tener hijos y cuántos. Ella, a los 46 años, es madre de cinco hijos, de entre 27 y 10 años, y tiene un nieto de 5 años.
“El modelo médico hegemónico tiene en cuenta la enfermedad física y, si después la persona tiene un problema psíquico, la mandan al psicólogo. Para nosotros, la pérdida de salud es un todo, física, psicológica y ambiental”, diferenció.

Otro gran problema, apuntó Cañumil, es la exigencia de controles sanitarios para los niños y niñas sanos. “Muchas madres tienen que viajar 150 kilómetros para un control de niño sano. Lo vemos como ilógico porque deja a sus otros hijos solos. Y cuando llega al hospital de cabecera no tiene dónde descansar. No hay conexión con las realidades de las comunidades”, agregó.
–¿No hay un centro de salud más cercano? –le preguntó este diario.
–Sí, en Río Negro hay centros de salud periféricos en parajes cercanos a las comunidades aborígenes, pero pueden pasar siete u ocho meses sin que vaya un médico –reveló.

Juárez, a cargo del Programa de Médicos Comunitarios, prometió que se tendrán en cuenta los aportes surgidos en el taller para la capacitación de 7000 profesionales integrantes de equipos interdisciplinarios que trabajan en centros de atención primaria de distintas provincias. El Ministerio de Salud, precisó, cuenta por otra parte con 200 agentes sanitarios indígenas que alcanzan a unas 155.000 integrantes de comunidades en Santiago del Estero, Tucumán, Jujuy, Salta, Catamarca, Misiones, Chaco, Formosa y Mendoza. “Son parte de las mismas comunidades: su función es promover un espacio de encuentro con la medicina tradicional. Son los encargados de llevar las propuestas y acciones sanitarias a los pueblos indígenas”, destacó Juárez. Cobran apenas 150 pesos por mes, cuestionaron en el taller.
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