martes, 28 de febrero de 2012

Arte y Moda en el BAFWEEK

Arte y Esperanza junto a Milo Lockett, está presente en el BAFWEEK 2012 con lo mejor de la moda y el arte plástico. 

En esta edición, Otoño/Invierno 2012 el concepto de campaña es la unión de lenguajes, entre la moda y el arte, la conjunción del trabajo de diseñadores de autor con artistas plásticos ya consagrados. A eso, Arte y Esperanza le suma un plus único: el Comercio Justo. 
 
Dos universos diferentes se unen y se enriquecen mutuamente, para invitar a las personas a la introspección, a la reflexión y a una mirada más activa. La moda de hoy transciende, muta, se transforma y para eso, se enriquece de las artes visuales, las plásticas, la fotografía y el dibujo. Gracias a esta fusión, donde se entrelanzan diseño y arte, se lograron crear piezas y estilos que ilustran esta manera de entender la moda, cada elección representa la identidad de sus creadores y a la vez, reflejan el concepto de la campaña BAFWEEK Otoño / Invierno 2012. Los participantes de la campaña fueron: Martín Churba & Nicola Constantino; Valeria Pesqueira & Luna Paiva; Garza Lobos & Lorena Ventimiglia; Vicki Otero & Rocío Coppola; 12-NA & Dani Dan; Cora Groppo & Fabiana Barreda y Jessica Trosman & Leandro Erlich.
ENTRADA GENERAL $30
HORARIO DE BOLETERIA 13 a 20 hs

Av. Sarmiento 2704. 1.500 cocheras subterráneas, ingreso por la Av. Sarmiento 2704. Líneas de colectivos: 10, 12, 15, 29, 36, 37, 38, 39, 41, 42, 55, 59, 60, 64, 67, 68, 93, 95, 108, 111, 118, 124, 141, 152, 160, 161 y 188. En Subte, la línea D "Estación Plaza Italia".

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domingo, 26 de febrero de 2012

ALECRIN COMUNIDAD MBYA INVADIDA Y AMENAZADA

Alecrín que esta ubicada a 20 kms. de San Pedro sobre la ruta 20 (Misiones), sufre desde hace más de 20 días un intento de turbar la posesión de sus legítimos territorios, por parte de más de 80 supuestos colonos los que han ingresado con violencia. Su Territorio fue relevado por el INAI el año 2010, aplicando la ley 26.160 donde el Estado mismo les reconoce su ocupación de más de 14 mil hectáreas.


Las autoridades del Estado provincial y nacional, Asuntos Guaraníes, Ministerios de Ecología y Derechos Humanos entre otros, deberían garantizar que se respeten estos Derechos, algo que como no ocurre, permite situaciones de violencia como la que están viviendo.


¿No es violencia que personas (supuestos colonos) movidos en autos, camiones y motos que mostrando un alto grado de organización y infraestructura, pretendan usurpar los territorios con el único respaldo, según sus dichos, que el ex –intendente de San Pedro y actual Director de Asuntos Municipales de la provincia el tabacalero Orlando Wolfart los apoya? Esto no es más que nuevos desmontes y posibles tabacales.


¿No es violencia también, que mientras la Comunidad denuncia a los usurpadores ante la Policía y la Justicia Penal, estas demoren las respuestas y se vea en la zona personal de Ecología y efectivos que dicen no poder identificar a los responsables, ni hacer las actas correspondientes, sobre los daños ocasionados porque los usurpadores les niegan su identidad, creando todo esto una situación de total impunidad?


Si las autoridades en las próximas horas no intervienen, podrían suceder actos desesperados de lucha por el territorio, entonces ¿quiénes serán los verdaderos responsables?


Esta pretensión de usurpar territorios de las Comunidades no es nuevo, es tan viejo como el robo de madera. Tanto autoridades como la sociedad civil deberíamos, junto con el reconocimiento de estos derechos constitucionales de las Comunidades valorar también; que ellas al defender, como ahora, sus territorios no solo protegen sus intereses. En medio de una seca generalizada ellos pretenden cuidar el monte, es decir oxigeno y agua.


Cuando la Comunidad de Alecrín y tantas otras lanzan sus gritos exigiendo respeto a sus derechos, como hoy lo están haciendo, tendríamos que pensar que si se permite que esta invasión suceda sin detenerla, el gobierno será, una vez más, responsable por su reiterada y intencionada omisión.


Fuente: Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (EMiPA)
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jueves, 2 de febrero de 2012

¿Quién va a escuchar la radio de los wichís?

Pascual Calicchio aporta su punto de vista sobre el sentido de las radios y las televisoras populares que habilita la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual desde una perspectiva de servicio a la comunidad y al margen de las lógicas del mercado.



Hace algunos días Jorge Lanata dijo al diario La Nación: “Esta boludez de ‘hagamos la radio de los wichís’, ¿quién carajo va a escuchar la radio de los wichís? Y lo que es peor, ¿quién va a poner avisos en la radio de los wichís? ¿Y cómo les van a pagar el sueldo a los operadores?”.
En medio de otras declaraciones polémicas esto quedó en un segundo plano para los grandes medios.
Más allá del etnocentrismo explícito de Lanata también nos encontramos frente a una mirada unidireccional de las concepciones sobre la comunicación que exceden a dicho periodista. Lanata, y muchos otros comunicadores, no pueden pensar la comunicación bajo otra lógica que no sea la del lucro. Para ellos la lógica es maximizar la llegada, sea para influir políticamente en la población, sea para conseguir más anunciantes.
Pero resulta que los wichís (y cualquier otro pueblo originario) quieren una radio para que la puedan escuchar los wichís, para rescatar su cultura, para poder hablar en su idioma, no para tener rating entre los “criollos”. A la radio de los wichís no tienen por qué interesarle los avisos comerciales; quizás estén más interesados en los avisos comunitarios y sean esas mismas comunidades las que provean los operadores y les paguen, o tal vez sean voluntarios.
Esta mirada no es exclusiva de Lanata o los medios concentrados, y no se da sólo sobre los pueblos originarios. También es la mirada de algunos funcionarios, sobre todo los que vienen de alguna experiencia en el ex Comfer, que expresan ideas similares a la hora de tratar con los medios de organizaciones sociales, como cuenta Natalia Vinelli en el artículo “Siete chicanas contra la televisión alternativa” publicado en la revista Revista Documental para repensar el cine hoy. Es la experiencia que viven los integrantes del Espacio Abierto de Televisoras Populares, Comunitarias y Alternativas cuando intentan discutir los pliegos de las licencias.
Hay desconfianza y escepticismo en que otra comunicación sea posible y se apuesta a una copia de lo viejo con línea propia.
Tuve la oportunidad de participar de la inauguración, en el paraje Aucapán, a unos 60 km de Junín de los Andes, de la primera radio comunitaria mapuche y conocer su experiencia. Para un extraño como yo era difícil saber para quién transmitían, ya que el lugar parecía deshabitado. Pero ellos sabían detrás de qué cerro, a la vuelta de qué río, había una comunidad o una familia que tenía como único medio para comunicarse a la radio.
También pude participar en capacitaciones junto a la Red de Comunicación Indígena en Jujuy. Ahí había debates, estrategias y se capacitaban para hacer una radio mejor, siempre pensando en sus comunidades y en su cultura, no en los números de Ibope.
Los pueblos originarios se incorporaron a la Coalición por una Radiodifusión Democrática después de varias discusiones y con mucha desconfianza, pero se fueron saldando debates y se pudo avanzar hasta incorporar en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual distintos puntos propuestos por ellos en foros y debates.
Matías Melillán, coordinador general a nivel nacional del equipo de comunicación de pueblos originarios y representante en el Consejo Federal de Comunicación Audiovisual me relató en una entrevista que le hice para mi tesis: “Nosotros proponíamos que el ciento por ciento del espectro quedara dividido en cuatro sectores, que no quedáramos nosotros dentro de los otros tres, pero producto de que ya estaba avanzada la discusión y que íbamos a entorpecer el trabajo que venían realizando aquellos compañeros que estaban más involucrados fuimos discutiendo alternativas.”
Así se fue avanzando hasta llegar a un acuerdo: “En la ley quedamos reconocidos como públicas no estatales, en base al reconocimiento de la preexistencia como nación y demás marco legal que hay en Argentina.”
Fue entonces un largo proceso, de trabajo, articulaciones, debates, para que los wichís puedan tener su radio. Y son cientos los que esperan poder escucharse en ella.
Quizá sea interesante aprovechar la pregunta de Lanata para ir más allá: ¿Quién carajo va a escuchar la radio de los sindicatos, de las organizaciones territoriales, de las iglesias, de las fábricas recuperadas, quién va a pagar sus sueldos o ponerles un aviso? Es una pregunta que tienen que hacerse todos aquellos que estén dispuestos a ocupar el 33 por ciento del espectro que prevé la ley, pero teniendo como objetivo los que establezcan sus compañeros y compañeras y no el minuto a minuto o los auspiciantes.
* Docente de Políticas y Planificación de la Comunicación, UBA.UCES.
Página 12

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